Encontrando mi sentido de sí mismo en la UIC

­Farooq Chaundry

­Farooq Chaudhry (Foto: Jenny Fontaine)

Cuando llegué a la UIC en el 2014, entré con la especialización en sociología, pensando que el estudio de la sociedad y analizando las estructuras sociales sería interesante. Un año después, añadí una especialización secundaria, economía, al enamórame con las ideas del desarrollo económico, econometría y respondiendo a preguntas.

Este viaje me ha llevado a todas clases de lugares interesantes. Trabajé como asistente de investigación estudiando los efectos de raza sobre decisiones hechas en un jurado; Fui tutor a estudiantes de economía de todo tipo de antecedentes; Estoy escribiendo una tesis sobre los efectos de los medios de comunicación acerca del tratamiento de las mujeres en Pakistán.

Cuando llegué a la UIC en el 2014, entré como un musulmán pasivo y un paquistaníes-americano apático. Creciendo en un pueblo sin diversidad, no sólo nunca encontré oportunidades para aprender sobre mi patrimonio y tradiciones — ni siquiera tenía el lenguaje para describir quién era yo como persona. Era una estadística que se reflejaba en encuestas demográficas afirmando la diversidad en la piel, pero no en el pensamiento o la práctica.

Esta falta de comprensión me llevó en un viaje de exploración, finalmente convirtiéndome en el co-Presidente de la Asociación de Estudiantes Musulmanes, un activista de los derechos civiles  y visitando a Pakistán en 2017 (allí encontré mi corazón).

Al alejarme de la UIC, me doy cuenta que el conocimiento más importante que uno debe de tener no es de una disciplina académica o industrial.

Al contrario, es el conocimiento de sí mismo.

¿Quién eres y quién quieres ser? ¿Por qué estás aquí, y qué haces aquí? Las respuestas a estas preguntas son infinitas y vienen en una multitud de formas, pero todas sirven un propósito singular: para echar raíz.

Las cosas más importantes que me llevó de la UIC son mi sentido de sí mismo, arraigado en el conocimiento de quien soy, de donde vengo, y por qué estoy aquí.

Mis raíces abarcan desde Wazir Khan Masjid en Lahore, Pakistán, a la Gambia, la hermosa Ciudad de Chicago, y todo el camino a St. Charles, Illinois.

Mis raíces tratan a otros como las mejores versiones de sí mismos, sin importar si lo han llegado a entender; mis raíces son de amor y para servir a la gente como son, no como yo los espero o quiero que sean.

Mis raíces son Muhammad ibn Abd-Allah.

Mis raíces son La Autobiografía de Malcolm X, y la Purificación del Corazón por Hamza Yusuf.

Mis raíces se extienden mucho más allá de esta página, y el punto no es de listar lo mío. ¿Sino a pedir a usted, el lector, quién, qué, donde están los tuyos?

Como un estimado mentor me enseñó, los que están arraigados no desarraigan, y los que tienen sus raíces no son sacudidos por las tormentas.

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