Las copas menstruales pueden ayudar a prevenir infecciones y mejorar la salud vaginal

Muchas niñas adolescentes en países de ingresos bajos y medianos luchan por comprar productos para controlar sus períodos menstruales, lo que puede privarles de asistir a la escuela. Por lo tanto, garantizar que tengan acceso a productos menstruales es fundamental.

Un nuevo estudio realizado en Kenia por investigadores de la Universidad de Illinois en Chicago muestra que los beneficios de un tipo de producto menstrual, una copa menstrual, se extienden más allá del acceso educativo. Según el estudio, las adolescentes a las que se les dieron copas menstruales tenían menos probabilidades de adquirir ciertos tipos de infecciones vaginales y más probabilidades de tener un microbioma vaginal saludable. Los resultados se han publicado en PLOS Medicine.

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La investigación, que fue financiada por el Instituto Nacional de Salud, dio seguimiento a 436 niñas adolescentes de secundaria en Kenia, la mitad de las cuales recibieron copas menstruales. Se les hizo una prueba cada seis meses para detectar vaginosis bacteriana, un tipo común de infección, y pruebas a los doce y treinta meses para detectar infecciones de transmisión sexual. Los investigadores también evaluaron el microbioma vaginal de las participantes para determinar la prevalencia relativa de bacterias beneficiosas y dañinas.

Al final del estudio, las adolescentes que usaron copas menstruales tenían una probabilidad de menos de 26% de tener vaginosis bacteriana y un 37% más de probabilidad de tener un microbioma vaginal óptimo que las adolescentes que no recibieron una copa. En general, las copas menstruales no parecieron reducir el riesgo de infecciones de transmisión sexual, pero cuando los investigadores controlaron los factores de confusión, como la edad y si las niñas eran sexualmente activas, observaron una disminución de las infecciones de transmisión sexual entre las que usaban una copa menstrual.

“Los resultados mostraron que las copas menstruales podrían cambiar cómo ayudar a mantener sanas a las niñas”, dijo Supriya Mehta, profesora adjunta de Epidemiología y Bioestadística de la Escuela de Salud Pública en la UIC y investigadora principal del estudio.

Hildaver Amondi, laboratory technologist at Nyanza Reproductive
Hildaver Amondi, tecnóloga de laboratorio de la Sociedad de Salud Reproductiva de Nyanza en Kisumu, Kenia, recibe y prepara muestras para el estudio de investigación. (Foto de Supriya Mehta)

El estudio surgió de una conversación que Mehta tuvo en una conferencia en Kenia en 2016 con Penelope Phillips-Howard, profesora de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool en el Reino Unido. En ese momento, Phillips-Howard había realizado un ensayo para ver si las copas menstruales eran efectivas para mantener a las adolescentes de Kenia en la escuela. Como parte del estudio, el equipo analizó la vaginosis bacteriana y las infecciones de transmisión sexual, y ella le mencionó a Mehta que los resultados hasta el momento sugerían que las copas menstruales estaban reduciendo las infecciones.

Mehta creía saber por qué, siendo la razón que las copas menstruales ayudan a mantener un microbioma saludable durante la menstruación. “Si tu vagina está sana, entonces es más resistente a los patógenos de las infecciones de transmisión sexual”, indicó.

Con esta hipótesis, Mehta y sus coautores pudieron crear otro estudio sobre el impacto biológico de las copas menstruales dentro de un estudio más amplio de 4.000 niñas adolescentes en el que se embarcó Phillips-Howard.

Hay algunas razones por las que las copas menstruales son más beneficiosas para la salud vaginal que otros productos menstruales, explicó Mehta. La copa, que tiene forma de campana y está hecha de silicona de grado médico, se inserta en la vagina, donde recoge la sangre. Los tampones, por otro lado, no extraen la sangre de la cúpula vaginal, y este entorno abundante en hierro puede ser acogedor para las bacterias que causan la vaginosis bacteriana. Las copas también son mejores que los tampones para mantener un medio ácido, lo que es un impedimento para las infecciones. En cuanto a las compresas sanitarias o paños reutilizables que se usan demasiado tiempo o no se limpian adecuadamente, pueden terminar transfiriendo bacterias a la vagina.

“Todos estos son desafíos que abordan las copas menstruales”, dijo Mehta.

Nurse Monica Musa, representing Kenya Medical Research Institute
La enfermera Monica Musa, en representación del Instituto de Investigación Médica de Kenia, da una charla sobre salud menstrual y reproductiva a niñas de secundaria en el condado de Siaya en Kenia. (Foto de Supriya Mehta)

El estudio se realizó en Kenia debido al vínculo entre los productos menstruales y la permanencia de las adolescentes en la escuela, y debido a un posible beneficio adicional dado que el 10% de las jóvenes de 15 años informaron haber tenido intercambio de sexo por compresas sanitarias. Sin embargo, Mehta considera que los resultados también son relevantes en los países de ingresos más altos. Ella espera que el estudio se repita en otros lugares para evaluar estos beneficios. Más allá de los beneficios para la salud de las mujeres en países como los EE. UU., también cree que las copas menstruales serían particularmente útiles para grupos como los de las mujeres sin hogar.

Los investigadores han recibido 2,6 millones de dólares en fondos adicionales del Instituto Nacional de Salud para continuar con este estudio durante un año más. Mehta también está lanzando un segundo estudio centrado en las trabajadoras sexuales de Kenia, que es un grupo particularmente vulnerable. Debido a que no pueden dejar de trabajar cuando están menstruando, a menudo se involucran en comportamientos arriesgados para controlar sus períodos, Tienen que cobrar menos o no ser pagadas, Mehta recibió una subvención del Instituto Nacional de Salud de $3 millones para estudiar el impacto del uso de las copas menstruales entre las trabajadoras sexuales, un estilo de las cuales se puede usar discretamente durante las relaciones sexuales.

Otros investigadores del estudio incluyen a Stefan Green, anteriormente de UIC, y a Runa Bhaumik, profesora asistente de investigación de la Facultad de Medicina de UIC, quien es coinvestigadora del estudio sobre las trabajadoras sexuales.

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